Un ejemplo perfecto de generación espontánea de bulos fue la dana que vivió Valencia recientemente. Numerosos influencers y youtubers decidieron contar historias que, en muchos casos, distaban de la realidad, pero que la gente quería (o necesitaba) escuchar para alimentar el morbo.
La necesidad de tener más visualizaciones y likes hizo que algunos contaran simplemente lo que habían escuchado a alguien que le dijo otro alguien. Al final, las informaciones eran tendenciosas y dramáticas. Algunos de estos vídeos ya han sido eliminados de las redes por lo que no he podido subirlos, pero la huella digital queda ahí.
Una de las redes más polémicas en la actualidad es X. Desde su compra por parte de Elon Musk se han desatado los bulos una y otra vez sin que la compañía haya tomado medidas de responsabilidad ética. En este caso, el usuario de X ha utilizado el baile de una persona para poner el rostro de Zelenski encima y ridiculizarlo, dando a entender que el pueblo ucraniano está en manos de una persona frívola.
Los ídolos de hoy están detrás de una pantalla. Personas anónimas que nunca tendrían espacio en nuestra vida se cuelan todas las noches a través de nuestro smartphone. Y a ellos les damos más credibilidad que a nuestros mayores, a nuestros profesores o a los propios libros.