El primer «periódico»

El primero del que tenemos constancia en la historia apareció en la Antigua Roma.
Se trataba de Acta Diurna, una especie de boletín diario que proporcionaba a los ciudadanos información «seria» procedente del Gobierno.

¿Y quién tuvo esta idea?

Pues ni más ni menos que Julio César en el año 59 a.C.
Siempre detrás de la información ha estado el poder o la política, como queramos llamarlo.

¿Por qué?

Porque la información es el CUARTO PODER. Quien la posee y la transmite según su forma de verla, maneja el mundo.
En aquel entonces, en Roma, como había ocurrido a lo largo de la historia anterior de la humanidad, la gente conocía las historias a través del boca a boca, lo que provocaba que muchas veces éstas se distorsionaran y se convirtieran en cuentos, leyendas o simplemente, mentiras.
Para muchos ciudadanos de la Roma de aquel tiempo, la única información que manejaban eran chismorreos y cotilleos sobre la clase alta.
Julio César decidió dar otro tipo de noticias a los ciudadanos que llegaran desde una fuente fiable y creíble, como eran los funcionarios del Gobierno.
Así nació Acta Diurna, donde se recogían las leyes, las disposiciones oficiales de los magistrados y los temas que se debatían en el Senado, pero también otro tipo de noticias, como sucede en los periódicos actuales: actividades sociales y culturales, militares, crónica negra…
Tras colgarse durante unos días en Roma, el Acta Diurna era enviada, a través de copistas, a gobernadores de las provincias de la República.
Con la llegada del Imperio, Augusto decidió mantener estas publicaciones comprendiendo su valor como propaganda gubernamental.

Los años oscuros

La Edad Media supuso un apagón informativo importante donde sólo de nuevo el boca a boca a través de las historias de los juglares, permitió mantener ciertas informaciones que, nuevamente, tenían poco de creíbles y mucho de historia deformada.
Durante muchos siglos, la información y el conocimiento se guardaron celosamente en abadías y monasterios hasta que la llegada de la imprenta permitió comenzar a democratizar el conocimiento.

La imprenta

Con ella llegó el primer periódico moderno, nacido en la ciudad belga de Amberes en 1605, iniciativa del impresor Abraham Verhoeven, aunque de poco servía un periódico si la población común apenas sabía leer.
Fue por esta razón que el desarrollo de la prensa implosionó en el siglo XIX, cuando más cantidad de población tuvo acceso a ellos tras la decisión de varios monarcas europeos durante el siglo XVIII de «ilustrar» a su pueblo.
Siempre detrás de cada periódico ha habido un editor, un grupo económico o un Gobierno.

La prensa amarillista

Fue con la guerra entre Estados Unidos y España por Cuba cuando realmente se descubrió el poder manipulador evidente de los medios de comunicación. Esta guerra fue considerada un punto de inflexión en la historia de la propaganda, con la existencia de la prensa amarillista,   ya que varios periódicos estadounidenses avivaron las llamas con la fabricación de noticias falsas sobre supuestas supuestas atrocidades por parte de las fuerzas españolas. El objetivo era evidente: justificar la participación de EEUU en la guerra.

Randolph Hearst (New York Journal) y Joseph Pulitzer (New York World) publicaron artículos sensacionalistas y enviaron corresponsables que se inventaron la mayor parte de los artículos al ser incapaces de obtener informantes fiables.